Hace muchos años que la publicidad está regida por diversas leyes, reglamentos y códigos y costumbres, incluyendo los autoimpuestos por la industria como el código Cosmep y el PABI.

Específicamente los códigos de ética de la AMAP y el CONAR nos invitan a mantenernos dentro de un marco de valores y principios, entre los cuales se menciona el de evitar conflictos de intereses para proteger la información y los secretos de nuestros clientes. 

La costumbre de los pitches nos coloca en una posición desventajosa al tener que desfilar por la pasarela cada vez que un cliente quiere “seleccionar” agencia, lo cual la industria ha aceptado bajo el muy popular dicho de que el que no enseña no vende… y hoy en día ni siquiera cobramos por los mencionados pitches.

Las negociaciones cada día son más duras en términos económicos, mientras que la exigencia de calidad en el resultado se mantiene o se incrementa. Y cada día se dan más casos de clientes que dejan de cumplir con los contratos firmados amparados en la expresión de “que me demanden si quieren”.

La balanza cada día está más cargada al lado de los anunciantes y todo el mundo lo sabe, al grado de que en lugar de ética en muchos casos se percibe anarquía.

Y las asociaciones cada día son menos combativas, haciendo parecer que tienen una confusión entre los principios que deben regir a una asociación gremial y los intereses que mueven a cada uno de sus miembros.

¿Esta situación tiene remedio en México o estamos en un negocio en vías de extinción?

Yo creo que depende de nosotros, los profesionales del negocio, pero me gustaría mucho recibir tu opinión al respecto.

Autor Oscar Ibarra Humphries

Escrito por: Oscar Ibarra Humphries

CÓMplice obsesionado por la publicidad durante más de 35 años. Especialista en planeación y conducta del consumidor. Con experiencia en innumerables mercados e industrias como Director de COM Constructores de Marcas.

Sitio web: CÓMplices.mx

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